N° 21 Estética del dandi
El dandi. Un fragmento de Le peintre de la Vie moderne
Charles Baudelaire
El smoking de Lacan. Esbozo para un retrato de Lacan como
dandi
Jean-Paul Abribat
Dandismo y contragénero. Algunas dandis notorias del
periodo de entreguerras
Gloria G. Durán
“La mujer no existe”: George Sand
Juana Inés Ayala
Arribismo, esnobismo, dandismo
Jean d’Ormesson
“couleur du lac au claire de la lune” o la espiritualización de
los sentidos
Rodolfo Marcos-Turnbull
Un dandi: “flecha de deseo al corazón de Dios”
Carlos Etchegoyhen
La novela de la distinción (fragmento de La novela de Lacan)
Jorge Baños Orellana
LECTURAS
Presentación de: Letra por letra. Transcribir, traducir, trans-
literar de Jean Allouch
George-Henri Melenotte
Principios del acaecer en vacío
Claudia Gaspar
DEBATE
Lectura crítica de un estilo. A propósito de: Nuestro lado oscuro.
Una historia de los perversos de Élisabeth Roudinesco
Susana Bercovich
In memoriam Carlos Monsiváis
Si bien existe el término dandismo como cualidad del dandi, y si bien, también, el término se ha españolizado, la Real define al dandi como petimetre. Lo que no deja de tener una cierta ironía porque, en última instancia, un petimetre no es otra cosa que un petit maître francés que es de donde viene el término; y sí, tomémoslo literalmente: un dandi es un pequeño maestro; sin títulos, sin reconocimiento como tal, sin aprecio. A cambio, su influencia es enorme, tanto como la de un verdadero maestro (en el sentido como lo concibe Hadot, por ejemplo).
El problema se presenta porque ciertas vías —las verdaderamente influyentes— elegidas por los diferentes pequeños maestros, o mejor, por los petimetres, han sido de tal manera escandalosas o retadoras o provocadoras que una sociedad discordante las ha encontrado, en última instancia, insoportables; de tal manera que se ha visto en la necesidad de brindar una sola respuesta: el repudio.
Lo que nos provoca, a su vez, preguntarnos: ¿y qué con el psicoanálisis?; ¿de qué manera la idea del petimetre —tan opuesta a la de un psicoanalista, al menos en teoría— toca al papel del psicoanalista? No existe una respuesta fácil y a la mano, y justamente por ello es que elegimos este tema para el número que marca una etapa más de la vida de me cayó el veinte, con el futuro lanzamiento de un par de colecciones de libros que tienen la pretensión —como el dandi mismo— de cuestionar algunas ideas con respecto a la sexualidad y las relaciones sociales frente a formas censuradas y condenadas.
Así como para el psicoanálisis no hay posibilidad de abordaje a menos que sea uno por uno, de igual manera, hay que tomar al dandismo de a uno por uno; lo que no quiere decir que no haya una comunidad de dandis que no cuestione a cada instante y de muchas formas, el papel del ser humano y de la cultura en el mundo. Ojalá este número ayude a una mejor comprensión de este “fenómeno”, y ojalá pueda ofrecer a los psicoanalistas alguna enseñanza.
Nada mejor para ilustrar nuestro punto, además, que la selección que ha hecho Antonio Montes de Oca de una serie de ensayos de varios autores ingleses que describen de la mejor y más amena forma posible algunos rasgos de los dandis más famosos de los siglos XVIII y XIX. La traducción de dichos textos es obra, también, del recopilador.
En esta nueva época de me cayó el veinte, contamos con la colaboración una vez más del maestro oaxaqueño José Luis García que nos ha permitido la reproducción de Caminas y sigues y Yo solo sé estar solo, para ilustrar nuestro número. A todos los que hicieron posible este número nuestro agradecimiento.
La cuerda del dandismo
Jules Barbey d’Aurevilly, autor del tratado clásico sobre el tema que organiza este volumen, acuñó la frase “La cuerda del dandismo”, para referirse –por medio de una analogía musical—a la universalidad del “ultimo sentimiento en la jerarquía de los sentimientos de nuestro espíritu”: la vanidad. Ese rasgo de la naturaleza humana “de todos los países y de todos los tiempos”, se expresaría más nítida sólo en ciertas épocas y ciertos lugares. Como una cuerda que pudiera aislarse de “entre las treinta y seis mil […] que integran ese diabólico instrumento, tan complejo, y en ocasiones tan descompuesto”; al pulsarla, resuena y “tiene su mejor eco” en la Inglaterra de la Regencia (1811 – 1820).
La presente antología reúne a autores ingleses de distintas épocas: William Hazlitt, Edward Bulwer-Lytton, Walter Thornbury, Virginia Woolf y Max Beerbohm. En sus ensayos, crónicas y reseñas, cada uno de ellos consigue darle voz a los matices y sonoridades de esta insólita cuerda: retratan a las figuras más representativas del dandismo, exploran el carácter singular de sus respectivas experiencias, y describen el marco histórico que dio lugar a tan insólito fenómeno.
demcv
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