él no como él
(para/con Robert Walser)
Elfriede Jelinek
Elfriede Jelinek nació en 1946, entre los escombros de un pueblo duramente bombardeado, Mürzzuschlag, entre Viena y Graz. Recibió del nazismo una marca trágica: su madre, Olga Buchner, era de familia católica acomodada; su padre, Friedrich Jelinek fue un químico judío que trabajó para sus perseguidores en la industria de materiales sintéticos. Perdió la razón a principios de los años 50.
La autora comenzó a estudiar idiomas, dramaturgia e historia del arte en 1964, en la Universidad de Viena, pero después de algunos semestres, interrumpió los estudios y durante el año de 1968 vivió en aislamiento, sin salir de su casa paterna. En 1969 murió su padre en una clínica psiquiátrica, y once años después, se publicaron los poemas que ella escribió entre 1966 y 1968. Llevan por título: Ende (Final).
Elfriede Jelinek también estudió música y composición. Se graduó en 1971 como organista en el Conservatorio de Viena.
Cuando ganó el Nobel de Literatura, la Academia Sueca habló de su obra como de un “fluir musical de voces y contravoces en novelas y obras de teatro que, con extraordinario celo lingüístico, revelan lo absurdo y el poder subyugante de los clichés de la sociedad”.
Además de la música propia de cada lengua, que en su literatura se privilegie la voz, produce una trama muy singular, porque no hay propiamente un argumento, sino un entramado de voces, un fraseo que teje un decir. La literatura de Jelinek se opone al “un-sentido”. Se abre a la sonoridad del sentido fugaz, manifiesta en tanto que somos seres hablantes. Esto parecería obvio, pero solemos ser tomados por enfermos, exitosos, tontos, poderosos, o lo que sea, antes que como seres hablantes.
El decir de algunos entre los llamados locos, trae a primer plano nuestra calidad de seres hablantes. Cuando los locos hablan, su decir hace tambalear las formas de significación establecidas, revela que son absurdas. Así, en la pieza cuya versión al español presentamos, no se habla de la locura, sino desde la locura. Está escrita para/con el poeta Robert Walser (1878-1956), que vivió en una clínica psiquiátrica los últimos treinta años de su vida.
Dice Jelinek: “El título de la pieza está compuesto con las sílabas de su nombre, pero esto no da un todo ni tiene sentido: Rob-er-t nicht als Wals-er, er nicht als er, él no como él. Ninguno. Todo. De él también la mayor parte de este texto.”