Revista

N° 39 A propósito del desasosiego

Nº 39: A propósito del desasosiego
ISSN: 2007-2791
157 páginas
$ 300.00 MXN

Nº 39 A propósito del desasosiego

Noticia editorial

El sujeto cristiano entre la vida y la muerte: carne y goce
Sara Vassallo

¿De dónde vengo? Filæ.com
Guy Le Gaufey

Análisis foucaultiano
Guy Casadamont

De las Confesiones a los Diálogos, recepción de una
persecución. Michel Foucault, lector de J.J. Rousseau
Raquel Capurro

La libido no es lo que se cree
George–Henri Melenotte

Pequeño viaje al país de los saberes situados
Luc Parisel

Espacio erótico del barroco: una aproximación a Severo Sarduy
Gabriel Meraz Arriola

PRESENTACIONES

Presentación por vía inversa de Jacques–Marie Lacan, 1901-
1932
Jorge Baños Orellana

Jacques–Marie Lacan 1901-1932, Bildungsroman
Presentación del libro de Jorge Baños Orellana
Marie–Claude Thomas

TRIPLE FUNCIÓN

Un muerto, su prometida, su fantasma
Jean Allouch

Un solevamiento
Rodolfo Marcos–Turnbull

Complacer, amar y correr rápido: ¿Un nuevo imperativo categórico?
Jean Allouch

CONFERENCIAS

¿Arte degenerado?
Jaime Ruíz Noé

N° 38 “…o no será más”

Nº 38: “…o no será más”
ISSN: 2007-2791
178 páginas
$ 300.00 MXN

Nº 38 “…o no será más”

Noticia editorial

La valentía de no–saber
George-Henri Melenotte

Una voluntad de saber… ¿para saber?
Jean Allouch

La carne platica
Arianna Sforzini

La locura y sus ausencias: obra, sentido y verdad
Marcelo Real

De sueños afrodisíacos. Cuando Foucault lee a Artemidoro
Gonzalo Percovich

En algún no–lugar de un gran país
Moisés Hernández Carrasco

Qüiridad

Amor qüir
David Halperin

Resonancias de Cómo ser gay
Sandra Filippini

Lecturas

La transformación alquímica del Señor Retz
Jaime Ruíz Noé

Oscar Wilde. Aimer jusqu’à déchoir. Una lectura
George–Henri Melenotte

Ropajes del analista

Dejarse regular por lo diverso
Jorge Huerta

N° 7 Noticia editorial

Nº 7 ¿A quién se le ocurrió esta cancioncita?
ISSN: 2007-2791
Páginas: 265
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

Prima la musica e poi le parole? ¿O será al revés? Es una cuestión que ha perseguido a los músicos desde siempre. Hay una obra de Salieri que así se titula, y la ópera Capriccio de Richard Strauss trata específicamente de ese problema: un escritor y un compositor —piccinista el primero y, por lo tanto, defensor de las palabras; gluckista el segundo, favorecedor de la música— que trabajan al servicio de una noble dama y compiten por su amor; ella deberá decidir a quién elige. En el primer acto de la ópera Ariadna en Naxos, del propio Strauss, un compositor y un poeta debaten sobre la importancia de cada uno.

Si para los músicos esta discusión ha sido capital, para los interesados en el psicoanálisis también lo es cuando el tema de que se trata son las relaciones entre lo sonoro, la doctrina y la práctica psicoanalítica.

Por estas épocas se oye en una estación de radio, en México, un anuncio que invita a escuchar un programa de análisis musical con la siguiente sugerente invitación: “Hay algo mejor que escuchar música: hablar de ella y escuchar lo que se dice”. Lo que nos parece un absoluto despropósito: nada puede sustituir a la experiencia de escuchar música. Se podrá reflexionar sobre ello, si se quiere; escribir sobre música y sus variaciones; dictar conferencias y atenderlas, leer sesudas notas al respecto, etc., pero nada, absolutamente nada suple la inigualable experiencia de escuchar sonidos intencionados.

Por ese motivo y para mantener cierta congruencia, me cayó el veinte ha editado junto con este número de la revista —además del habitual TEXTOS de… que lo acompaña— un disco compacto: AFINIDADES SECRETAS, música de cámara de Mario Lavista, que incluye cuatro obras: Marsias, Simurg, Reflejos de la noche y Lamento a la muerte de Raúl Lavista. Las dos primeras y la última fueron escuchadas durante el seminario de la école lacanienne de psychanalyse, ¿Y si Freud se hubiera encontrado con Arnold Schoenberg?, dictado por François Dachet y organizado por la revista misma, que se llevó a cabo los días 8, 9 y 10 de noviembre pasado en la Sala Chopin de la Ciudad de México. Agradecemos desde aquí al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical “Carlos Chávez” y al Instituto Nacional de Bellas Artes, así como a los intérpretes de estas obras, Marielena Arizpe, Roberto Kolb, Alberto Cruzprieto, y el Cuarteto Latinoamericano: Saúl Bitrán, Aarón Bitrán, Javier Montiel y Álvaro Bitrán, la cesión de derechos para hacer posible este primer DISCO de me cayó el veinte. Será necesario agradecer de nuevo a Mario Lavista el aporte que hizo en el seminario y su desinteresado entusiasmo para que este disco fuera posible. Igualmente, con gusto agradecemos a Eugenio Leal Ayala el dedicado interés y la diligencia con la que realizó la masterización digital del disco compacto.

El propio Dachet inaugura ¿A quién se le ocurrió esta cancioncita?, con un trabajo titulado: Un formidable calderón, en el que profundiza las relaciones entre lo sonoro y la enseñanza lacaniana, sacando el problema del consabido trato que hasta la fecha se le ha dado de que la respuesta a estas y otras cuestiones están ya, o no, en Freud. El trabajo de Dachet es una composición armoniosa de su lectura de Lacan, y de otros, que toca el problema de la materialidad significante en psicoanálisis.

Pola Mejía Reiss nos ha entregado un texto riquísimo en resonancias, que es una elaboración surgida de la presentación que hizo al interior de la escuela solamente, dentro de una actividad que se llevó a cabo en 1996: La opéra colloque llega a México, y en el que establece un puente vigoroso entre un músico contemporáneo, Karlheinz Stockhausen, Freud y Lacan, para pasar a la lectura de un fragmento del Diario del gran bailarín ruso Vaslav Nijinsky.

Entre la bibliografía del seminario realizado en México, Dachet recomendaba muy especialmente, la lectura de un texto de un psicoanalista inglés que hace una contribución diferente a lo que comúnmente se lee en textos de discípulos de Freud sobre el tema. Agradecemos al propio Darian Leader los derechos gentiles para la publicación en español de este valioso ensayo.

Junto con Dachet, François Nicolas sostiene desde hace algún tiempo en el IRCAM —el instituto de investigación de música contemporánea fundado por Pierre Boulez— en el Centro Georges Pompidou de París, el seminario Musique| psychanalyse. Nicolas es compositor y musicólogo, autor, entre otras obras, de un libro sobre Arnold Schoenberg, La singularité Schoenberg, editado por el propio IRCAM y L’Harmattan. Nos ha proporcionado un texto muy interesante sobre lo que él considera son las posibilidades de un acercamiento a la música pensada no como oposición o conjunción excluyente (vg. música y psicoanálisis, como se ha hecho tantas y tantas veces con otras disciplinas), sino como una conjunción incluyente: ¿Cómo puede la música pensar con el psicoanálisis?, se titula el aporte de este musicien pensif, como él mismo se declara.

Al igual que Pola Mejía Reiss, Rodolfo Marcos-Turnbull presentó un trabajo en La opéra colloque llega a México. Aquel trabajo, reelaborado para esta ocasión, se publica aquí por primera vez.
Elena Rangel Hinojosa establece un diálogo con Dachet acerca de los lazos de los Graf —Max y el célebre «Juanito»: Herbert— con el psicoanálisis en la época de Feud, resaltando la importancia de la música de Wagner y sus relaciones con Nietzche.

Si algún texto de los que se publican en me cayó el veinte tuviera el interés de la actualidad alguna vez, éste sería el trabajo de Mario Betteo sobre la pieza de Arnold Schoenberg: Un sobreviviente de Varsovia, en el que nos introduce a esos tres planos que «se distinguen en la medida en que Schoenberg compone en tres lenguas distintas». La reciente proyección en las salas de México de la película de Roman Polanski, El pianista, pareciera haberse hecho ex profeso para la ocasión. El texto que acompaña la obra musical, escrito por el propio Schoenberg, sintetiza en muy pocas palabras el argumento de la película. Quizá es de extrañar que en ésta no hubiera alguna alusión al gran compositor judío (por elección) sobre su visión de las cosas. Agradecemos también a Boelke-Bomart Inc., tenedor de los derechos, el permiso para dejarnos reproducir, por primera vez en español, el texto de Schoenberg. La cita del Deuteronomio está tomada de la versión publicada en la Biblia de Jerusalén, Ed. Porrúa, México.

Cercano a estas ideas, el trabajo de Ricardo Marcos González aunque está ubicado en otra sección nos aproxima a una visión del mundo religioso de Schoenberg que quizá puede dar cuenta de varias obras de este compositor universal, entre otras, la propia Un sobreviviente de Varsovia. Marcos González es psicólogo y musicólogo.

A partir de una lectura cuidadosa de Erótica del duelo en tiempos de la muerte seca de Jean Allouch, Juana Inés Ayala ha desarrollado un trabajo de lectura de otra obra de Pascal Quignard: Todas las mañanas del mundo. La perspectiva de Ayala se acerca más a la función erótica del duelo pero sin menospreciar —todo lo contrario— la función erótica-erotizante de la ejecución musical. La música intenta suplir, en esta perspectiva e infructuosamente desde luego, la pérdida del objeto.

Jorge Huerta continúa su trabajo —una de cuyas partes ha sido publicada ya en números anteriores— sobre la suerte de los libertinos, especialmente los de la novela Las relaciones peligrosas, pero ahora bajo otra vertiente: a partir de una pregunta, sobre otros posibles finales de la novela, que Quignard se hace en su libro La Haine de la Musique [El odio a la música] que, esperamos, sea pronto traducido al español. Este libro tan importante es también frecuentado por otros colaboradores en este número.

Dentro de la sección que hemos titulado Otras resonancias, además del artículo de Ricardo Marcos González ya comentado, publicamos una nueva colaboración de Julio Hubard. En esta ocasión se trata de una reflexión a partir de un señalamiento que Danielle Arnoux hace tanto en su libro Camille Claudel El irónico sacrificio, como en su ensayo: La trilogía de los Coûfontaine. El amante sacrificado, la mujer crucificada, incluido en el número anterior de nuestra revista: Dos Claudel de variados rostros. Es interesante notar cómo, a partir de una frase aparentemente banal de Lacan citada por Arnoux, Hubard puede no solamente plantearse una cuestión aferente al texto mismo, sino encontrar una relación con el tema que nos atañe. Y cómo —agregamos nosotros— la lectura se vuelve una cuestión de oído.

El compositor y musicólogo Hernán Palma y Meza Espinoza nos ofrece una visión particular de la música del maestro Mario Lavista. En un número sobre el tema, y con la edición de un disco con obras del compositor mexicano, resultaba imprescindible un trabajo sobre las percepciones de esta música en otro compositor, y sobre la importancia del propio Lavista en el quehacer musical contemporáneo de México.

Raúl Falcó, nuestro antiguo colaborador y actualmente director de la Ópera de Bellas Artes, nos entrega un cuento inédito —muy al estilo de su maestro Pascal Quignard, es decir, como un pequeño tratado— sobre sus vínculos con la flauta. Es la visión de un músico acerca de sus relaciones con el instrumento musical y lo que éste le significa.

En nuestra sección Documentos incluimos cuatro textos: tres de Arnold Schoenberg (entre los que se encuentra Un sobreviviente de Varsovia, ya mencionado) que nos ayudan a comprender, aunque sea someramente, su manera de pensar la música, y uno más de Max Graf sobre el papel preponderante del propio Schoenberg en el mundo musical de Viena, una de las ciudades más importantes para la música en la época a la que se refiere. Agradecemos a Belmont Music Publishers la amable autorización para la reproducción de los artículos de Schoenberg.

Como parte del espíritu que nos anima en la fabricación de la revista, resalta la discusión de los textos que proponemos; así, en la sección Debate, Marcelo Pasternac comenta y discute algunos puntos específicos, de manera muy acuciosa, del texto de Jorge Baños Orellana: El Joyce de Lacan, que publicamos en la misma sección en el número anterior. Es nuestra intención que este intercambio de ideas sea más bien una norma que una aportación esporádica. En esa misma línea, publicamos en Cartas a la redacción una de Jesús Martínez Malo en la que, brevemente, aclara ciertas confusiones actualmente difundidas por Jorge Volpi alrededor de la enseñanza de Lacan.

Si bien estamos muy jubilosos por la aparición del primer DISCO DE , no lo estamos menos por el TEXTOS DE  que acompaña, en esta ocasión, la emisión del número. Se trata de una obra de capital importancia: la edición, por primera vez en español, de otro cuento de Junichiro Tanizaki de quien publicamos Dos miradas malévolas acompañando a nuestro número 5. La cuidadosa traducción del inglés de Antonio Montes de Oca de El club de los gourmets, seguramente deparará, como lo hicieron los dos cuentos publicados anteriormente, grandes sorpresas al lector. Solamente aspiramos a que estas modestas introducciones a la obra del gran maestro japonés, sirvan para un mayor conocimiento de esa literatura, tan rica y tan poco frecuentada en nuestro idioma.

Las ilustraciones de portada y contraportada en este número, obedecen al arte de Toni Kuhn. Dos fotografías —Esperando la música y Perforaciones de luz— nos permiten acercarnos a lo dicho por Rolf Niederhauser: “Todas las fotografías de Toni Kuhn son otros sueños, sueños que la realidad sueña a nuestras espaldas”. Nuestro agradecimiento para él por su gentil contribución. Queremos agradecer también al crítico musical Luis Pérez sus valiosas orientaciones que hicieron posible la fabricación del número y del disco compacto.

Feliz lectura y feliz audición musical.

México, primavera de 2003.

P.D. C.D. Gustav Mahler, «Wer hat dies Liedlein erdacht?», Des Knaben Wunderhom [1968], Elisabeth Schwarzkopf, Dietrich Fischer-Dieskau, George Szell, London Symphony Orchestra, Emi Records, 2000.

N° 8 Noticia editorial

Nº 8 “La frágil ciencia del acto” – Jorge Cuesta
ISSN: 2007-2791
Páginas: 267
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

En el otoño de 2002 y en el momento mismo en que el número 6 de nuestra revista, Dos Claudel de variados rostros, se elaboraba, una idea se nos impuso: luego de detenernos en Camille y Paul Claudel, y tratándose de una publicación editada en México,  dedicaría un número a Jorge Cuesta, figura primordial de las letras y la cultura mexicanas de la primera mitad del siglo XX. De hecho, la intención original habría sido la de que dicho número siguiese inmediatamente al de los Claudel. Pero nos topamos con un feliz impedimento: el año siguiente, 2003, celebraríamos el centenario del nacimiento del poeta y ensayista veracruzano. La ocasión fue propicia para no limitarse a un evento editorial aislado; nos propusimos hacer algo más que un número dedicado a Cuesta. Fue así como hicimos contacto con quienes han venido trabajando en ese tema desde hace algunos años; ellos, de inmediato, se unieron a la propuesta con gran entusiasmo.

De esta manera, los días 5, 6 y 7 de septiembre del presente año, el comité de redacción de , junto con Jesús R. Martínez Malo y Jorge Huerta, se dio a la tarea de organizar un coloquio de la école lacanienne de psychanalyse que se proponía dialogar y debatir respecto a Jorge Cuesta para intentar desbrozar “el gran mito cuestiano” en torno a su aciaga vida y, quizá, conocerlo un poco más por su “pensamiento crítico, su posición precursora del intelectual moderno y su magnífica obra poética” que por los “trágicos acontecimientos que rodearon los últimos años de su vida”.

El coloquio logró convocar a poetas, ensayistas, narradores, críticos e historiadores que han elaborado sobre el tema y que encontraron en nuestra convocatoria una oportunidad excepcional para sostener tal diálogo y debate con un público mayormente proveniente del campo del psicoanálisis. También respondieron a nuestra convocatoria algunos psicoanalistas de la école, tanto de México como de Francia, a quienes el tema les ha atraído de manera especial. La actividad resultó ser un encuentro que a todos prendió por su pertinencia. La edición que se materializa ahora es prueba indudable de ello. La mayoría de las exposiciones que ahí se presentaron forman la parte medular de este número.

Días después de llevado a cabo el coloquio, fue solicitada nuestra autorización para publicar, en un diario de circulación nacional, un fragmento del ensayo que Francisco Segovia, poeta, narrador y ensayista nos entregó en el coloquio: Jorge Cuesta: la cicatriz en el espejo, que es un lúcido y penetrante trabajo sobre la sensibilidad y la inteligencia del poeta. Después de pronunciarlo, la sala no pudo menos que quedarse absorta ante la hondura y sutileza del ensayo. El lector atento podrá constatarlo.

Carlos Monsiváis, escritor, periodista, crítico, que ganó el premio Mazatlán hace algunos años por un trabajo sobre el autor que nos ocupa, nos presenta ahora Jorge Cuesta: la libertad en el deseo, que es un comprensivo ensayo sobre la función crítica y el efecto de Cuesta en la vida cultural y política de México.

Itinerario hacia un itinerario es el recorrido por el que nos lleva Adolfo Castañón, ensayista, editor y traductor, para pensar en el Cuesta lector: sitúa la importancia de la obra poética y crítica de Cuesta en la vida intelectual mexicana al mismo tiempo que traza la ruta que siguió el poeta, misma que ha sido sistemáticamente desviada por los diferentes sucesos de su vida que han servido para otros fines.

Robert McKee Irwin, profesor y director de Estudios de Subgrado en el Departamento de Español y Portugués en la Universidad de Tulane en Nueva Orléans y especialista en estudios culturales mexicanos, ha trabajado cuestiones de género y sexualidad. En su ensayo aborda el problema de la moral sexual prevaleciente en México durante la época en que los Contemporáneos intentaron ejercer su influencia a través de la crítica con la firme idea de que el país dejara atrás los atavismos surgidos de la Revolución y colocarse, así, al lado de las naciones “modernas”. “El único: Jorge Cuesta y sus bien conocidos gustos sexuales echa una mirada audaz a la cuestión y permite abordar esa parte de la historia desde otro punto de vista.

Los siguientes seis artículos que el lector encontrará se deben a las investigaciones realizadas por miembros de la école lacanienne de psychanalyse que han dedicado su tiempo al estudio de Jorge Cuesta. Con excepción del artículo de George-Henri Melenotte, quien analiza las experiencias del poeta francés Henri Michaux con la mescalina, los demás respondieron a la convocatoria del coloquio. Incluimos en este grupo el trabajo sobre Michaux porque nos pareció que, en algún lado, la experiencia de éste (que como parte de su método combina el efecto de la sustancia con el testimonio gráfico) y la de Cuesta, se llegan a tocar.

Roland Léthier escribe un artículo que permite situar la problemática de lo que está en juego al intentar hacer una aproximación a Jorge Cuesta desde la perspectiva de la fábrica de caso. Es un texto interesante tanto para el conocedor de la vida del poeta, como para quien se aproxima a él por primera vez.

Annick Allaigre-Duny nos entrega un brillante trabajo, revelador de un aspecto poco conocido de Cuesta: su labor como traductor. El minucioso análisis comparativo entre el poema original y la “versión” (para hablar con propiedad) de Cuesta, resulta, además de sorprendente, muy ilustrativo de lo que entraña la posición de trabajar constreñido por el escrito de otro. El título del trabajo nos pone en la pista: Jorge Cuesta y la traducción: entre acercamiento crítico y creación poética.

Si alguien en México ha trabajado la vida y la obra de Jorge Cuesta, es Jesús R. Martínez Malo: ha sido coeditor de las Obras completas del escritor veracruzano tanto en la edición de hace algunos años de Ediciones del Equilibrista, como en la que actualmente está viendo la luz realizada por el Fondo de Cultura Económica. Una carta recobrada, es el texto de Martínez Malo en el que hace un minucioso análisis sobre la carta que Cuesta envió al psiquiatra, Gonzalo Rodríguez Lafora, el cual es uno de los pocos documentos con que se cuenta para darnos una idea del estado en que se encontraba Cuesta antes de su internamiento, y en la que precisa un punto relativo al delirio.

Jorge Huerta propone una lectura de ciertas contradicciones de Cuesta, una en particular: cómo, siendo un crítico tan notable, no pudo decir absolutamente nada sobre la novela La Única de Lupe Marín, su mujer. Este silencio, tan inexplicable en una figura pública como Cuesta, lleva al autor a proponer el acto de silencio como la respuesta por haber visto publicada su “locura” y sus preferencias sexuales.

El tema más desconocido de la actividad intelectual de Cuesta, su trabajo e investigaciones como químico, es abordado por Brigitte Compain en Cuesta: hombre-planta; La Mettrie: para nada. En las extrañas teorías de Cuesta, ya se perciben rasgos de sus desvaríos.

En la sección Documentos presentamos dos textos que representan, si no una primicia, sí mucha actualidad: Una teoría sexual: Bertrand Russell de Jorge Cuesta, escrito en 1930, y La reforma de la moral sexual de Gonzalo Rodríguez Lafora. Agradecemos a Víctor Peláez Cuesta su intervención ante los poseedores de los derechos sobre la obra de Jorge Cuesta para conseguir la autorización correspondiente para publicar el primero; y a la Revista de Occidente, cuyo legendario director en aquella época era José Ortega y Gasset, su consentimiento para reproducir aquí el segundo de esos documentos, publicado originalmente en el número CXVI en Madrid, en febrero de 1933.

Los Documentos incluidos en este número y la problemática abierta en torno a la sexualidad de Cuesta resaltan la importancia del trabajo actual de la école lacanienne de psychanalyse en torno a los estudios gay, lesbianos y trans, en la medida en que Cuesta imposibilita cualquier aproximación que pretenda situarse desde un punto de vista identitario y, mucho menos, si éste depende de un posicionamiento straight o heterosexual.

En el apartado Casos en fabricación, incluimos en esta ocasión La carta a Abraham de Manuel Hernández García, quien continúa su investigación sobre el sueño de la inyección a “Irma”. El hallazgo que ahora nos aporta dibuja no sólo una interpretación inédita de ese sueño, sino que también permite entrever las implicaciones que ese evento subjetivo en Freud habría tenido en el devenir posterior de su doctrina.

Debate contiene un artículo de Jean Allouch que se publicó por primera vez en 1993 en la revista Littoral. Fue escrito con motivo de la aparición en ese momento en Francia del libro de Élisabeth Roudinesco Jacques Lacan, Esquisse d’une vie, histoire d’un système de pensée, y en él se muestra en forma preclara lo sesgado del tratamiento que la autora hace ahí de Jacques Lacan. Hemos considerado pertinente publicarlo en virtud de la reciente visita de Roudinesco a nuestro país, y de sus presentaciones públicas en diversos medios de comunicación. Manuel Hernández García prologa la actualidad y pertinencia de esta publicación.

Incluimos en Cartas a la redacción, de María Inés Pérez, Una carta sobre otra carta, en respuesta a la publicada en nuestro número anterior por Jesús R. Martínez Malo, sobre la más reciente novela de Jorge Volpi, El fin de la locura.

Finalmente, nuestro agradecimiento para Alain Guillon, quien nos honra con su presencia al ofrecernos como ilustración de portada para este número una fotografía que, estamos seguros, sorprenderá al lector no sólo por su fuerza, sino por la manera en que concierne al contenido de “La frágil ciencia del acto” de Jorge Cuesta.

N° 9 Noticia editorial

Nº 9 El cadáver del amor
ISSN: 2007-2791
Páginas: 252
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

En el marco del intercambio continuo que me cayó el veinte sostiene con sus colaboradores, Marie-Claude Thomas, de quien publicamos un texto en este número, nos hacía ver la dificultad que existe en psicoanálisis para hablar de la muerte. George-Henri Melenotte, por su parte, nos dice en el ensayo que abre esta entrega: “Y si ella se presta al silencio —no siempre, de hecho— es porque no hay nada que decir al respecto”. Parece que solamente se lo puede hacer tangencialmente o recurriendo, para enorme decepción del lector, a clichés y fórmulas más o menos banales. Los poetas pueden hacerlo de mucho mejor manera, entre otras cosas porque de lo que se trataría para ellos sería de la transmisión de una especie de experiencia anticipada que habrían podido ¿vivir? a través de aquella otra experiencia íntima, solitaria, arrebatadora, y a veces brutal que es la pérdida del amor o, ¿podríamos decir mejor?, del objeto amado. La cosa se complica aún más cuando ese objeto es el analista. ¿Qué poeta para hablar de ello? Y, entonces, o se da la palabra al analizante que sufrió esa pérdida (lo que no es fácil, dado que algo habría quedado en suspenso) o se intenta, simplemente, abrir la cuestión y empezar a hablar de eso.

Quedan, así, dos recursos: atenernos a los poetas (después de todo Lacan escribió su soneto Hiatus irrationalis: “Mais, sitôt que tout verbe a péri dans ma gorge…” [“Pero, apenas muere el verbo en mi garganta…”]), y hacer ciertas reflexiones que, en nuestro ámbito, el del psicoanálisis, se pueden abordar tratando, simplemente, de iniciarlas. Jean Allouch, en su Erótica del duelo en el tiempo de la muerte seca dio ya un primer paso al replantear el problema del duelo, pero no pudo evitar, para que la transmisión fuera posible, acudir a su propia experiencia, las “páginas grises” de dicho estudio, que lo ponían del lado del poeta. La “verdad del poeta” dice Oscar Wilde, para apuntar a aquella que se sustrae al dato histórico o a la verificación comprobable del suceso.

Por todo esto, hemos decidido hacer este número aceptando el doble reto que nos impone hablar de la muerte del psicoanalista y darle la palabra al poeta. En relación con lo primero, publicamos aquí algunos de los trabajos que se presentaron en el coloquio Mort du psychanalyste, fin d’analyse, organizado por la école lacanienne de psychanalyse en París, Francia, el 14 y 15 de junio de 2003, además de otros que resultaron pertinentes. Y en relación con lo otro (darle la palabra al poeta), hemos adquirido los derechos para publicar tres textos del poeta inglés D.H. Lawrence sobre una cuestión que se entremezcla con la de la muerte, quizás jamás abordada hasta que él lo hizo a principios del siglo veinte: la resurrección: si Cristo hubiera regresado a la tierra en vez de ascender a los cielos, ¿qué habría pasado?, ¿qué habría pensado? Uno de esos pensamientos nos dio la pauta para titular este número. Los escritos que en esta ocasión publicamos en TEXTOS DE me cayó el veinte, son: El hombre que murió, Resurrección y El Señor Resucitado —en excelente traducción y presentación de Antonio Montes de Oca T.

En el cuerpo central de la revista el lector encontrará, de George-Henri Melenotte: La muerte inacabada del psicoanalista. Ensayo crítico en el que el autor diferencia el fin de análisis de la muerte del psicoanalista… siempre sin acabar. Hace un seguimiento, en Lacan, del analista como muerto versus haciendo el juego del muerto. Ubica los cuatro elementos de la partida: el analista, la muerte, el analizante y su objeto de amor. “El asunto se juega en torno al saber”, nos dice. “El analista da cuerpo al residuo de esta cosa sabida […] es a unos despojos a los que el analista da cuerpo”.

Gloria Leff comparte con nosotros en Acquaintance with Death, su lectura del testimonio de la psicoanalista inglesa Margaret Little, cuya vida y obra estuvieron marcadas por la enfermedad y muerte de dos de sus analistas: Ella Freeman Sharpe y Donald Woods Winnicott. Nos introduce a dicho testimonio enfrentándonos con la pregunta no dilucidada acerca de qué pasa con el(la) analizante confrontado(a) de pronto con la muerte súbita o anunciada de quien ocupaba para él(ella) el lugar de psicoanalista.

Marie-Claude Thomas nos depara algunas sorpresas: desde la “no-relación que el sexo encarna” (Lacan), y desde el Finnegans Wake de James Joyce, nos interpela con una pregunta: ¿qué es lo que muere en eternidad para inscribirse en verdad? Estamos, nos dice, en el triángulo semiótico de Peirce, y en el ground, se trata en efecto del cuerpo: el fin de una cura se hace con lo continuo, ¿lo innombrable? Que nada garantice la sesión próxima es el equivalente exacto de una apuesta sobre el porvenir, apuesta de donde es medido pasado/presente, una temporalidad que no está más ligada a la espacialización. El tiempo que la ciencia moderna ignora.

Y a propósito de apuestas, Raquel Capurro titula su trabajo: “La tirada de dados jamás abolirá el azar”, en el que establece: “la muerte del analista es una figura del azar”. Guiándose por una cierta “cartografía lacaniana”, explora tres diferentes funciones: la del director espiritual, la del psiquiatra y la del analista. Partiendo de un estudio de Charles Malamoud sobre los ritos funerarios en la India, distingue algunas “operaciones propias del espacio de la cura”. Con su “método de acercamiento y diferenciación” nos va llevando a través de la historia de Pauline Lair Lamotte y de sus relaciones, primero con el que fuera su director espiritual, el padre Conrad y, a la muerte de éste, con Pierre Janet, su psiquiatra, el que diera a conocer la historia, hasta llegar a evidenciar la imposible sustitución: “En el lugar del saint homme que fuera el padre Conrad, aparecen los sinthomes”.

Raúl Vidal escribe Contar al desaparecido, y se apoya en diversos poetas y literatos —especialmente en Roberto Bolaño— para intentar hablar de “algo que ocupe el lugar del cadáver ausente”. Se trata de un estremecedor ensayo. Más allá de su prosa, y del llamado interminable de autores evocados, culmina su locución “como quien pasea en un atardecer cuyo horizonte es de tragedia y de entre-dos-muertes, por Antígona; […] pero también por la diferencia entre muerte-exterminio y muerte-duelo, que habría realizado Jacques Lacan en su seminario del 22 de abril de 1959.

Enérgico es el aporte de Laurent Cornaz quien, en forma innovadora, centra el tema: “¿qué relación con la muerte está implicada en la práctica del análisis?”, y lo hace sirviéndose de la literatura. Hablar de la muerte del autor, de su ausencia, de la desaparición de su figura, nos dice, se ha vuelto casi una banalidad, es una problemática que domina la literatura contemporánea; hablar de la muerte del analista, en cambio, permanece como un tabú. Freud y Lacan no están ausentes en su discurrir; por el contrario, le sirven de faro en esta exploración de la figura del analista a través de la figura del autor. El desenlace de su ensayo nos reduce al silencio: “la muerte del analista se inscribe en su acto”.

Un: “¿Qué tal si…?”, hace de cierre al Sócratesno de Colette Piquet, quien sigue también el camino de la literatura y elige a Platón. Es el encuentro con el único texto de Platón no escrito como diálogo: la Apología de Sócrates, el alegato de defensa de Sócrates en ocasión del juicio que Meletos, Anytos y Lycón emprendieron en su contra. Todo empieza con un no-encuentro: en la Apología no está su Sócrates, el de Piquet, el de los Diálogos, y esta incomodidad abordada como enigma, la lleva a Kierkegaard: si bien encuentra en el énfasis puesto en la ironía de Sócrates una vía bastante regia, la autora no queda contenta. El enigma no se despeja. Es hasta toparse con un texto de Harry Guntrip acerca de la muerte de sus dos analistas, cuando puede plantear “cómo Sócrates habría podido decir (sin sonrojarse) que él era un regalo de los dioses para la Ciudad”. Separando la enunciación platónica de los enunciados socráticos, nos revela el amor y el duelo en la obra de Platón.

“Entonces ya estaba, ¡se había ido!”, nos dice Guy Le Gaufey, al tiempo que nos transporta hacia ese momento en la historia del psicoanálisis en Francia, en el que Lacan ¿moría? En Una noticia, comparte con su público y sus lectores el testimonio de una cierta transferencia: “tenía a bien saber y ver, entre aquél al que me dirigía y el buen hombre en su realidad física y social […] la dirección se rompió antes que el buen hombre”. Su ensayo culmina retomando la distinción entre dos cuerpos: el cuerpo del analista, “esta dirección”, y el cuerpo insituido.

Entretejido es el nombre que damos a la primera sección de El cadáver del amor.

Alfredo E. López se aproxima al tema que nos ocupa desde un flanco muy diferente y nos ofrece —con San Juan de la Cruz— algunas Indicaciones para perderse. Los místicos y un sueño suyo, lo llevan al Corpus Mysticum: “cuerpo desaparecido”, falta, pérdida de un cuerpo; y al erotismo; y a un “curioso nexo entre ascesis, no saber y psicoanálisis”, hasta hacer decir a la letra, como la posibilidad del advenimiento del sujeto, lo que las palabras no pueden decir.

Luego de los místicos, el contrapunto: Tomi Ungerer, hacedor de comics, antiguo autor de libros para niños, se le aparece a Pedro Palombo en el álbum: S.M., “Les anges gardiens de l’enfer, suivi de Totempole”. De ahí, su carta/ensayo a la redacción de la revista. Un encuentro con las dóminas, con la fábrica de placeres duros, pesados, con el gabinete del placer físico, sexual: la entrada a esa cámara, tan privada como el consultorio del analista. El contrato es el de Leopold Sacher- Masoch, el juego es el de la transferencia, ¿de qué depende que la partida tenga éxito o fracase?

Danielle Arnoux, Pola Mejía Reiss y Edwin Sánchez Ausucua cierran el número —¿habría mejor forma?— en la sección llamada Fabricaciones.

Para aquellos lectores que han seguido el trabajo que Danielle Arnoux viene haciendo a propósito de Camille Claudel, y para quienes por primera vez se topan con su pluma, el texto que ahora nos ofrece, titulado Camille Claudel. Cuando llegue mi hermano… resultará de gran interés, pues se despliega en el suspenso de su paciente búsqueda y de su cuidadosa lectura. Sigue, a través de las cartas escritas por Camille a diferentes destinatarios durante la primavera de 1905, el suceso de su espera: “¿llegará o no su hermano en el barco que lo trae de regreso de China?”

La danza del rastro de sangre” es, como se indica en el título, una lectura de Pola Mejía Reiss a partir de un fragmento del Diario de Vaslav Nijinsky. Más allá de lo interesante que puede resultar la historia de la vida del dios de la danza, conviene prestar especial atención a la manera como la autora va armando su estudio, en el cual extrae de la escritura un movimiento. El paseo que Nijinsky relata, evoca la danza: Le Pavillon d’Armide y Sherezada. Los muertos, la muerte, tienen ahí su lugar: es lo propio de un rastro, hacer presente una ausencia. La imagen (“fotografía”, dice la autora), el gesto: dan de qué hablar: coordenadas de lectura en lo que, con Freud, en algunas consideraciones acerca de la esquizofrenia, se puede llamar “pensamiento abstracto”, y con Lacan: función sintáctica, categoría del simbólico, creación escópica: “para el esquizofrénico todo lo simbólico es real”, nos recuerda Mejía Reiss mientras nos propone una continuidad entre la escritura dancística —tomando como ejemplo El espectro de la rosa— y el Diario.

Si bien Freud circula entre las páginas de este número de me cayó el veinte, Edwin Sánchez Ausucua nos lo recuerda al recordar aquellos días de los albores del psicoanálisis con: Nombre propio y fin de análisis en el Hombre de los Lobos. En su planteamiento, Sergei Pankeieff aparece impedido para decir lo que no se podía decir; pudo, nos dice Sánchez Ausucua, en tanto que autor, legarnos “una narrativa que evoca creaciones poéticas”, y ensayar ante Ruth Mack Brunswick su: “Él está muerto, yo ya no podría entonces matarlo”.

Ofrecemos, para terminar, la imagen debida: marco ideal para El cadáver del amor, realizado por la lente de Alain Guillon, a quien le agradecemos, en silencio, su arte.

N° 10 Noticia editorial

Nº 10 Juntos en la chimenea
ISSN: 2007-2791
Páginas: 205
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

En los albores del año 2005, los lectores de me cayó el veinte tendrán ya entre sus manos este número 10 correspondiente al otoño de 2004 titulado: Juntos en la chimenea, que publicamos con su texto vecino: Elogio del deshollinador y otros ensayos de Charles Lamb. Y precisamente, juntos, en el mismo horizonte de trabajo que desde hace veinte años caracteriza las actividades de la école lacanienne de psychanalyse, los autores que conforman esta entrega escriben, cada uno, ese lazo de escuela que resulta en producción: producciones en torno al tema del amor y al carácter estructuralmente erótico del psicoanálisis.

La posición del amor —dice Lacan en Le transfert dans sa disparité subjective, sa prétendue situation, ses excursions techniques— es la “posición más precaria, más amenazada, más clandestina” en la sociedad, y deviene paradójica en el lugar más protegido de todos: el del consultorio del analista.

Pero la paradoja, la esencia misma del Witz, también es una vía privilegiada para acceder, por este medio, a un saber que permanece escondido.

Es Lacan mismo quien, siguiendo a Anna O. y a Freud, se preguntó respecto al lugar más protegido, el consultorio, lo siguiente: ¿cómo se sale de la chimenea donde se deshollina? Sin embargo, si bien hay ahí un problema aún no resuelto, tal parece que mientras no haya una tentativa por ver qué pasa en la chimenea, no se podrá abordar la manera como ambos, analizante y analista, salen de ella.

Este número es una punta del iceberg. Los trabajos que publicamos ahora intentan asomarse, mediante sus cuestionamientos, a lo que ha sucedido en algunas chimeneas, o a la manera de estar en las mismas.

Así, Gloria Leff nos evoca en El psicoanálisisuna chimney cure, algo que parece muy sencillo de recordar: “la transferencia incluye juntos al sujeto y al psicoanalista”, afirmación que para advenir le implicó a Lacan muchos años de cuestionamientos hasta llegar a indicar, más adelante y de manera nítida, que en la situación analítica sólo hay un sujeto. Es Anna O. quien le ofrece a Leff la materia prima de donde parte su recorrido, al inventar dos designaciones diferentes para describir el procedimiento psicoanalítico: el de talking cure y el de chimney sweeping. A partir de ahí puede establecerse un símil entre la chimenea y la situación analítica. Lacan es la otra punta de lanza desde donde este ensayo se construye, cuando, al final de la sesión del 23 de enero de 1963, se pregunta: “Cuando se sale juntos de una chimenea, ¿cuál de los dos va a lavarse la cara?” Leff cierra con lo insólito, lo que el lector pocas veces habrá de hallar así circunscrito: “la chimney cure [¿no era chimney sweeping?], el psicoanálisis, ¿es una acción simbólica del coito?”

Rodolfo Marcos-Turnbull, por su parte, nos detiene en esa cuota: “Diez francos la consulta”, y Sabina Spielrein ¿la paga? Eso es lo que el lector descubrirá si se deja guiar por ese texto que se ocupa de la primera experiencia que se conoce en la que el analista se enamora de su paciente, es decir, de la relación entre Sabina Spielrein y Carl Gustav Jung y, al hacerlo, nos muestra el elemento radical de la ruptura Freud-Jung: “una cogida sin consecuencias cuesta diez francos” (Sabina dixit). Es así como reencontramos en este trabajo ese sintagma freudiano acerca de Jung: “dentro de poco destruirá la obra que hemos puesto laboriosamente en pie, sin que él mismo llegue a hacer algo mejor”.

El affaire Jung no termina aquí, Antonio Montes de Oca T. lo aborda a partir de la lectura de un intercambio epistolar entre Freud y Jung, y nos entrega: En tratos con el diablo… “Es llamativo, nos dice, que Freud llame ‘teológico’ a un estilo que abunda en invocaciones al demonio: Jung se considera el destinatario de una jugarreta diabólica practicada por quien se vale de lo mejor de las cosas para fabricar inmundicia”. No falta aquí el Fausto de Goethe: “¿En tratos con el diablo, y le temes al fuego?”, le dice Freud a Jung. Y lo que Montes de Oca pone de relieve en su ensayo, que se concentra en un hilo de la participación de Sabina Spielrein en la historia del psicoanálisis, es el erotismo en la experiencia analítica, en tanto que “el psicoanalista opera en su oficio con un amor que, en ocasiones, podría calumniar e incluso chamuscarlo”.

La colaboración entre dos hombres en los orígenes del psicoanálisis es de lo que se ocupa Estela Maldonado quien, en Freud con Breuer, recrea la génesis de las disidencias doctrinarias entre ellos y sus consecuencias en el tratamiento de algunos enfermos. Tales diferencias de Freud con Breuer comenzaron a dibujarse tempranamente y, nos explica Maldonado, eso conduce a Freud a contar con Breuer como un instrumento, pero no a coincidir con él. La preposición con debe entenderse, nos dice, en dos de sus sentidos: como compañía, hacer con otro, y también como instrumento, medio o modo. Sin embargo, es en ese estar de Freud con Breuer, en lo que el texto nos detiene.

Nuevas vías en la técnica psicoanalítica es un fresco ensayo escrito en 1932 por Theodor Reik y que reproducimos aquí para así contrastar el abordaje de los mismos asuntos por un contemporáneo de Freud en los orígenes del psicoanálisis y por los autores y estudiosos actuales. En una muy cuidada traducción de Antonio Montes de Oca T., Theodor Reik comienza su ensayo hablando de la creencia en el efecto mágico de las palabras y de la sorpresa, y va puntualizando algunas interesantes cuestiones acerca del lugar del analista. Se sorprende ante la clínica psicoanalítica: “¿Pero acaso hay algún otro método de investigación que, desde el principio y por su propia naturaleza, cuente con las sorpresas? ¿Hay algún otro tipo de empresa diagnóstica o heurística tan desprovista de una estrategia fija, tan falto de sistema, tan carente de previsión o cuidado por lo que vendrá? […] El analista, por otra parte, cuando quiere descubrir una verdad psicológica, se comporta en forma tan extraña como si fuera el aprendiz de una bruja: Pero al que no piensa / Le llega el conocimiento / Y lo obtiene sin apuro”.

El tema de “el doble” en Das Unheimliche (1919), partiendo de un detallado análisis de los términos unheimlich-heimlich, da pie a Hélyda Peretti en Esa extrañeza inquietante, para presentarnos y precisar la operación en la que Lacan nos muestra lo que ocurre cuando “el a se apodera de la imagen”. Giro importante según el cual el imaginario es otro, está regido por a, y el sujeto dividido pasa a ser un correlato de él. Para mostrarlo, Peretti se sirve de El Horla de Guy de Maupassant, en el que podemos leer ese pasaje que va del bienestar más completo a la extrañeza inquietante.

Del doble pasamos al Ser de a tres, danza de cuatro donde Marta Iturriza nos muestra, a ritmo de vals, el abanico que Freud abrió para el amor: ya en su estofa narcisística, ya en su dimensión pulsional. A partir de “una forma extraña de amor”, el baile —uno, dos, tres…— continúa a lo largo del escrito: Freud/Lacan/Iturriza; Lol. V. Stein/Marguerite Duras/Margarita de Navarra y su Heptamerón, con sus queer stories, hasta llegar a Dora y su danza de cuatro. Versiones simples versus formas extrañas de amor entretejen un ser de a tres del que se ocupa la autora y en el que un objeto se aloja: la mirada.

Continuando con las queer stories, Manuel Hernández García nos presenta en esta ocasión El psicoanalista, un lugar algo queer, cuya lectura presupone, nos dice, la del libro de David M. Halperin, San Foucault. Para una hagiografía gay, de quien también presentamos una contribución en este mismo número. Hernández parte de ese lugar que el psicoanalista ha ocupado, tanto en su relación con la ciencia, como en la historia misma del psicoanálisis, en el que continuamente toma una posición marginal e instrumenta una operación de excentramiento inherente al psicoanálisis mismo. Se refiere a eso como: “un lugar algo queer” en contraste con quienes han optado por un lugar del lado de la normalidad social, olvidándose de lo que Freud hizo. “Entonces, anota Hernández García, actualmente, quien busque convertirse en analista u operar como tal, puede optar por una posición vulnerable, consecuencia de darle la palabra a otros desde un deseo de diferencia. O bien, puede inscribirse en la vía de una formación etificante y conocedora de la psicopatología, para poder después, con toda autoridad, dictar normas y clasificar a los demás”.

La contribución de David M. Halperin afina el tono del número al hacer una lectura de Platón tomando, básicamente, La República y El Banquete, sin soltar el hilo de su título: Amor e ironía. El amor aparece en este ensayo convertido en un lugar privilegiado para ver a la ironía que, además de ser tema, se hace presente en la manera de escribir del autor, quien nos dice que como forma literaria, la historia de amor irónica se distingue por “la forma en que sostiene perspectivas opuestas en un equilibrio inestable y dinámico”.

La ironía, actuando como fiel de la balanza, pone al sexo en un lugar distinto del amor. En una lectura filosa de la película Querelle de Rainer Fassbinder, dice: “De este modo, Fassbinder demuestra la extraordinaria habilidad del éxtasis erótico para evitar la ironía, para que no desinfle la intensidad sin aliento de la excitación sexual, a pesar de las provocaciones casi irresistibles para hacerlo”.

Y si el lector piensa que ya todo está muy claro, se equivoca: “Así pues, pareciera que el deseo erótico yace en el extremo más distante de la ironía. Sin embargo, sería difícil imaginar una demostración más poderosa o elocuente de ironía, que la experiencia vivida del deseo erótico. No es accidental que Platón, la primera persona registrada en la historia de Occidente que formulara una teoría del deseo erótico, sea también la fuente de nuestro concepto de ironía”.

Halperin nos lleva por su escrito hasta concluir en una afirmación que ubica El Banquete “como la primera obra en la cultura occidental que puede reclamar —y exige— que le demos el título genérico indiferenciado de literatura”.

Danielle Arnoux arma, como quien maneja un rompecabezas, una Cronología precisa de los amores y otros eventos importantes en la vida de Sidonie Csillag, “la joven homosexual” de Freud, la que lo llevó a escribir, en 1920, Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina. 1) Sidonie y su “dama”, episodio freudiano; 2) Cuando las cosas comienzan a pegar; 3) Wjera; 4) En Cuba; 5) Europa, vidas devastadas. Petzi; 6) Dama de compañía. Bangkok, Algeciras, Estados Unidos, Viena, Río; y, 7) Una casa propia en Cáritas, son las piezas con las que la autora juega y en las que basa su colaboración para este número.

Ines Rieder y Diana Voigt escribieron un libro en el que Arnoux se apoya, titulado Sidonie Csillag, homosexuelle chez Freud, lesbienne dans le siècle, traducido del alemán por Thomas Gindele y publicado por Epel, París, 2003, del cual existe ya una versión en español: Ines Rieder y Diana Voigt, Sidonie Csillag. La “joven homosexual” de Freud, en traducción del alemán por Martina Polcuch, y editado por El cuenco de plata y Ediciones literales de la école lacanienne de psychanalyse, Buenos Aires, 2004, en la que se incluye, también establecida por Danielle Arnoux y como anexo, lo que podría llamarse un antecedente de esta versión de la Cronología que aquí presentamos ampliada, comentada, y con un fino sistema de tipografías diversas a través de las cuales la autora señala ciertas articulaciones y cuestionamientos que invitan a la reflexión.

Cuando Marie-Claude Thomas escribe en Autismo TotalLanguidez, ensayo que aquí publicamos: “aceptaron mi contribución sin saber demasiado bien en qué iba a consistir su extravagancia”, parece alejarse del tema central de este número y, sin embargo, la hemos llamado para venir a cerrarlo en tanto que una lectura cuidadosa de su “extravagancia” nos devela al autismo como una extraña historia de amor que se convirtió en eso por el efecto de un atraco: el del behaviorismo [con-ductismo]. Luego de hablarnos de la invención del autismo por el behaviorismo —dentro de coordenadas científicas, políticas y económicas muy precisas— nos propone tomar a la depresión por el sesgo del autismo, es decir, por el sesgo de la depresión de la lengua —de la destrucción de la capacidad hablante de la lengua. Se apoya para ello en una extraña historia de amor: “Basta con leer, no quiero decir el testimonio, sino la cruzada de July Barron con y de su hijo Sean para convencerse de ello: esta madre es una “guerrillera” y, me atrevo a agregar, dice Thomas, una guerrillera de eros”.

Como se dijo en las primeras líneas de esta Noticia, el libro de la colección TEXTOS DE  que acompaña en esta ocasión al número de la revista, es una selección de ensayos de Charles Lamb. El ensayo personal, género de la literatura que cultivaron de manera especial los ingleses, encuentra en Lamb a uno de sus máximos exponentes. En relación con las palabras, tenía una preferencia por lo antiguo, por la prosa renacentista de escritores como sir Thomas Browne, por un vocabulario arcaico usado con una cierta solemnidad que produce un giro cómico. Además, su literatura tenía que ver con las palabras por su experiencia con la locura, en el lazo con Mary Ann, su hermana, con quien vivió toda su vida. Cuando le escribía a su amigo Coleridge: “Estoy casado con la fortuna de mi hermana…”, decidía también dejar para siempre la poesía. Sin embargo, integrados a sus ensayos, van apareciendo algunos versos, como en Elogio del deshollinador:

Deben felices mozos y mozuelas / igual que deshollinadores, volver al polvo.
Golden lads and lasses must, / as chimney-sweepers, come to dust.

La ilustración de portada es una inspiración de Sandra Pani en gouache y lápiz sobre papel. Le agradecemos, como a todos los artistas que número a número nos dispensan su generosa colaboración, el gesto desinteresado.

N° 11 Noticia editorial

Nº 11 ¿Dónde están los niños?
ISSN: 2007-2791
Páginas: 228
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

Hace apenas unos meses, en febrero de este año, se llevó a cabo la Semana de la école lacanienne de psychanalyse. Dicha semana consisitió en la celebración de tres actividades importantes: un seminario organizado por la revista Litoral, L’amour Lacan (paciente continuación), dictado por Jean Allouch; una serie de conferencias y mesas redondas sobre diversos temas aferentes al psicoanálisis y a la école y, para cerrar la semana, el seminario Melanie Klein con Lacan, la cuestión del autismo, impartido por Marie-Claude Thomas y que organizamos los que formamos parte de me cayó el veinte.

El seminario de Marie-Claude Thomas fue a tal grado rico en la exposición y en las participaciones de los asistentes que nos pareció concluyentemente necesario fabricar un número alrededor no nada más del tema específico tratado sino de todo aquello, o alguna parte al menos, que la presencia de los niños en el terreno del psicoanálisis compromete.

Proseguimos con el apartado de las secciones donde se encontrarán, como de costumbre, trabajos que nos concernien en nuestra actividad de reflexión sobre el psicoanálisis.

Tenemos el orgullo de contar, una vez más y como siempre, con una colaboración excepcional: la ilustración de portada del presente número se debe a la generosidad del maestro Leonel Maciel quien nos ha permitido reproducir Niño con pirulí, balero y perro, acuarela, 1981. Para él, como para todos nuestros colaboradores y en especial para Marie-Claude Thomas, nuestro más sincero agradecimiento.

Como los poetas, el psicoanálisis va a contrapelo, a contracorriente del viento violento que sopla en los oídos, en las bocas, en los ojos de todos: la angustia es insoportable, hay que erradicarla; un pequeño Prozac por acá, un pequeño Valium por allá y ya no hay maravillas, el mundo es plano, yo soy normal, de casa al trabajo, del trabajo a casita.

No, la angustia es el agua maravillosa. «Los niños y los genios saben que no hay puente, solamente el agua que se deja atravesar».*

Esta cita corresponde al argumento del seminario de Marie-Claude Thomas, y viene muy a cuento porque confirma que nuestro diálogo —siempre fecundo con la literatura— prosigue con los poetas al haber elegido publicar en esta ocasión en TEXTOS DE  que acompaña el presente número, Sir Hércules y otras historias del notable escritor inglés Aldous Huxley. Estas historias, no dudamos, prolongarán nuestra reflexión y mantendrán muy actual la pregunta: ¿Dónde están los niños?

* Octavio Paz dixit.

N° 13 Noticia editorial

N° 13 Alles Gute zum Geburtstag! Herr Professor Sigmund Freud…
ISSN: 2007-2791
Páginas: 216
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

¡Feliz cumpleaños, señor profesor Sigmund Freud!

Como es del conocimiento de la mayoría, el 6 de mayo se cumplieron 150 años del nacimiento de Sigmund Freud.

Hace algunos años, al dar vuelta al milenio, más de una organización o publicación se preguntaba sobre quiénes habían sido los hombres y mujeres más influyentes en ese transcurso. Todos coincidieron en colocar a Sigmund Freud en los primeros lugares de esa lista. Y, desde luego, no estaban equivocados: hay un antes y un después de Sigmund Freud por lo que toca a la concepción del hombre. Y, por lo tanto, por lo que toca a las relaciones de ese hombre con el mundo.

Este número de , mucho más que un recuerdo y un homenaje que están implícitos, nos brinda la ocasión para hacer una reflexión sobre lo que para algunos ha sido esa influencia: o deberíamos decir —mucho más que una influencia— una marca. Pero, a diferencia de otras, no es una marca que se habría quedado fija, inalterada, irremovible, como tatuaje. A partir de ahí, el trabajo ha continuado —Lacan, por ejemplo— y nos ha llevado a caminos inosopechados, como lo demuestran los ensayos que ahora publicamos, notablemente el de Jean Allouch; y que marcan un punto de anclaje que tendrá (o no) repercusiones tanto clínicas como doctrinarias: desprendernos —con respecto al análisis— del psi en favor del esp, que alude a otra forma distinta de abordar la cuestión, la cosa: despsicologizante y desmedicalizante.

Los autores que conforman esta entrega nos muestran la riqueza de su lectura: han leído a Freud de cierta manera que, muy en su espíritu (el de Freud), les permite criticarlo y criticar las lecturas que otros han hecho de nuestro festejado. Estamos seguros de que el lector encontrará en la diversidad, el humus de dicha riqueza.

La colección TEXTOS DE  inicia con este número una nueva serie que nos detiene en la figura de Sócrates. Se hace patente así lo que esta figura aporta a los analistas. Para comenzar hemos optado por dos textos de Paul Valéry: El Alma y la danza, y El hombre y el caracol.

Y, para que la celebración del aniversario de Freud vaya acompañada del pastel y su cereza, ofrecemos un regalito para nuestros suscriptores: bajo el sello de una nueva colección de cuadernos que hemos dado en llamar grapas de me cayó el veinte, publicamos un inédito en español de la ganadora del premio Nobel de Literatura 2004, Elfriede Jelinek: él no como él (para/con Robert Walser), en traducción directa del alemán de Pola Mejía Reiss.

En español se cuenta sólo con tres novelas de la escritora austríaca (1946), una de ellas motivo de la película «La pianista». Ninguna de sus obras de teatro ha sido traducida a nuestra lengua y, hasta donde tenemos noticia, esta versión que presentamos de él no como él, es una primera traducción de esta obra a otra lengua.

Se trata de una pequeña pieza de teatro, o bien radiofónica (existe una versión de Bruno Ganz) en la que no hay personajes ni parlamentos como suele suceder, sino puras voces: un discurso poético de la locura. Elfriede Jelinek escribe en el filo de la locura.

Que una editorial psicoanalítica publique este libro es una manera de hacer que se toquen los límites entre literatura y psicoanálisis, siguiendo de este modo con nuestra línea de selección de libros para la colección TEXTOS de . En esta ocasión, se tocan en un punto específico: la locura.

La ilustración de portada y la de cuarta de forros de nuestro número festivo se deben a la generosa colaboración del artista plástico Juan Sebastián Barberá. El título de portada, Dr. Freud, es un acrílico y tinta sobre papel, y la cuarta de forros, La ronda interminable, es un aguafuerte sobre cobre.

N° 14 Noticia editorial

Nº 14 Practicas de ironía
ISSN: 2007-2791
Páginas: 194
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

La ironía es, de acuerdo a Quintiliano el tropo del lenguaje “en el que debe entenderse algo contrario a lo que se dice” (contrarium ei quod dicitur intelligendum est). Y, sin embargo, nuestra idea occidental actual del concepto no es exactamente el mismo que el de los griegos. Se piensa, en nuestros días, que la ironía no debe contener cierto elemento de engaño. Gregory Vlastos lo señala con precisión: “…la intención de engañar, tan ajena a nuestro uso de la palabra ironía, era normal en su ancestro griego eironeia, eirôn, eirôneuomai”. Pero lo mismo sucede con un buen número de términos griegos que perdieron en su camino algo de su sentido original. Quizá el mejor ejemplo es el de pederastia.

En todo caso, lo que convocó a los autores que han colaborado en este número fue la posibilidad de pensar cómo un concepto como éste pudiera tener tal amplitud de visiones: de los griegos a nuestros días pasando por Nietzsche y Kierkegaard, Jankelevich o Hadot, todos se han preguntado sobre la naturaleza, función y alcance de la ironía. Ofrecemos en este número tal variedad de aproximaciones que confirman la pertinencia y actualidad de esta reflexión. Y tendremos la oportunidad de discutir estos temas a profundidad con la celebración del seminario de la école lacanienne de psychanalyse “Metamorfosis del agalma” el cual será impartido por Danielle Arnoux, organizado por , y que se llevará a cabo en la Ciudad de México en febrero del próximo 2007.

Como anunciamos en el número pasado, continuamos con la serie de escritos que giran en torno a la figura de Sócrates, y en esta ocasión nos regocijamos enormemente ya que gracias a la generosidad del autor y de su casa editorial, Allia, podemos ofrecer por primera vez en español una verdadera joyita: Elogio de Sócrates de Pierre Hadot y que es una reelaboración del capítulo dedicado a este singular protagonista de la vida cultural del siglo de Oro ateniense, aparecido en Excercises spirituels et philosophie antique, en 1987. El trabajo de Hadot nos ofrece una fotografía fiel de Sócrates a la luz del pensamiento actual.

Hemos elegido como ilustración de portada y cuarta de forros la obra Juguetes (2001), barro verde en arena de la pintora estadounidense radicada desde hace muchos años en nuestro país Mary Stuart. Mary, becaria del Fonca, viene a engrosar las filas de nuestra cada vez más espléndida galería. Le agradecemos, desde luego, como a todos nuestros colaboradores su desinteresada aportación a nuestro proyecto.

N° 15 Noticia editorial

Nº 15 ¿Qué historias nos contamos?
ISSN: 2007-2791
Páginas: 218
Precio: $ 300.00 MXN

Noticia editorial

Dice Oscar Wilde en El crítico como artista que la única obligación que le debemos a la historia es la de reescribirla. Es parte de su aproximación, siempre punzante, a lo establecido; pero es también una verdad: ¿cómo podríamos no hacer caso del apotegma cuando nos enfrentamos día a día con que aquello que habíamos aceptado como una «verdad» histórica tiene sus salvedades?

Lacan siguió en esa ruta, desde luego, haciendo de él un wildeano sin saberlo, de la misma manera que Wilde, en más de un sentido, fue un «lacaniano» avant la lettre.

Hace algún tiempo, y para poner a prueba tal sentencia, así como algunas otras, se llevó a cabo en París, organizado por la école lacanienne de psychanalyse, el coloquio La psychanalyse, malade de l’histoire (El psicoanálisis, enfermo de historia). Y claro, ese apego a la “historia”, quizá con la falsa idea de que ahí se debate el devenir del sujeto, queda en entredicho. Incluimos en este número, pues, algunas exposiciones que se realizaron en esa actividad junto con otros trabajos que, por su amplitud, variedad y complejidad, nos ayudan a ubicar de otra manera las historias que nos contamos.

Continuando con nuestra serie de cuatro TEXTOS DE sobre Sócrates, ofrecemos a nuestros lectores un clásico del tema. El inencontrable, Sócrates: su medio, su persona su pensamiento del abad A. J. Festugière, y que es una referencia obligada de los helenistas. Es un texto que intenta “desmitificar” a Sócrates al mismo tiempo que lo presenta en una dimensión, digamos, más “humana”.

Como es habitual en me cayó el veinte, nos complace presentar a nuestros lectores la obra de una joven artista mexicana: Alejandra Contreras Estopier, becaria del Fonca, que nos ha permitido reproducir Vértigo primigenio, óleo sobre tela montada en madera, 2006, 120 x 120 cm. Como siempre, nuestro más profundo agradecimiento por permitirnos agregarla a la ya considerable galería de obras que enmarcan nuestra revista.

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